La usabilidad
Antes de empezar a hablar de qué es la usabilidad, debemos hacer una breve retrospectiva para entender por qué es necesaria en el sistema de ventas actual y en la captación de consumidores potenciales.
Hace unos años el interés de las compañías recaía en distribuir sus productos, en promocionar su marca mediante ellos. Este tipo de promoción acabará siendo insuficiente para las marcas, ya que poco a poco otras empresas empezarán a ofrecer productos similares, convirtiéndose así en competencia. La solución se encontró en empezar a distribuir también servicios. Hoy en día, sin embargo, los consumidores ya no buscan ni productos ni servicios, sino la experiencia que estos les puedan proporcionar. En consecuencia, las marcas han iniciado una carrera para reinventarse, buscar y ofrecer las experiencias que los consumidores esperan obtener, unos consumidores, además, cada vez más exigentes.
Las experiencias sutiles
La palabra ‘experiencia’ ligada a la exigencia de estos, puede crear presión y hacer que lo único en lo que podamos pensar sea en actividades descabelladas que se les pueda ofrecer; de tal manera, que nos podemos llegar a olvidar de otra posible vertiente de esta palabra: crear experiencias sutiles que se acaben quedando en el subconsciente del consumidor y ayuden a crear poco a poco una imagen positiva de la marca.
Un ejemplo de estas experiencias sutiles pueden ser las páginas web, nadie negará que navegar por una web puede ser toda una odisea. Una buena página web puede llegar a captar y fidelizar, con el tiempo, incluso más personas que una gran oferta. Pero para eso, debe cumplir unos requisitos de usabilidad que favorecerán a que el cliente potencial se sienta a gusto mientras está navegando por ella. Así pues, la usabilidad se puede definir como la medida de calidad de la experiencia del usuario al interactuar con una página web, un software o un dispositivo.
Las claves de la usabilidad
La usabilidad se puede estudiar y medir a partir de diferentes factores:
Efectividad
La precisión con la cual los usuarios consiguen realizar sus acciones, ligado también a la facilidad con la que el usuario puede aprender a moverse por la página.
Eficiencia
La velocidad con la que los usuarios pueden realizar las acciones, ya sea referida a la velocidad de carga de la misma página, o la facilidad para encontrar aquello deseado (diseño, iconos y simplicidad del lenguaje).
Satisfacción
La comodidad que los usuarios sienten respecto al sistema de la página web (consistencia, prevención de errores, facilidad de la recuperación de los errores, etc.).
Además de estos tres factores también hay que considerar las páginas web como una herramienta de comunicación bidireccional. El usuario debe saber a dónde dirigirse si desea realizar alguna consulta, y poder, en el mejor de los casos, proporcionarle una respuesta a tiempo real.
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